Un maestro con todas las letras

El 28 de febrero de 2009, se cumplieron 92 años de su muerte. Miembro de la generación del ‘80, no compartió con sus integrantes los ideales políticos. Su obra poética fue renovadora y reconocida mundialmente. Maestro por vocación, sus versos tienen una asombrosa vigencia.

Pedro B. Palacios fue un hombre comprometido con la época que le tocó vivir. Su legado literario es tan importante como el que construyó con sus acciones, como cuando ya separado de la docencia por carecer de título, les daba clases a chicos carenciados en su casa de la calle 66 entre 5 y 6 de La Plata. Al finalizar la jornada, les ofrecía pan que él mismo preparaba en un horno de barro. Miembro de la Generación del ‘80 no compartió con ellos sus ideales políticos y en el plano literario produjo una verdadera renovación.
“Su posición política lo lleva a enfrentar al roquismo, participó junto con (Leandro) Alem de la revolución del Parque. En el plano literario, con la matriz de la segunda generación romántica incorpora contenidos donde fusiona lo político y lo religioso. En poemas como El Misionero, Antífona roja o La inmortal incorpora a los nuevos actores sociales: los desclasados”, comentó a Hoy la doctora en Letras María Minellono, titular de la cátedra de Literatura Argentina e integrante del Centro de Literatura Comparada de la UNLP.

Ten el tesón del clavo enmohecido, 
que ya viejo y ruin vuelve a ser clavo;
no la cobarde intrepidez del pavo 
que emaina su plumaje al primer ruido.

Además de su labor literaria, Almafuerte (tal como se lo conoce al poeta) se desempeñó como periodista. Son memorables tanto sus artículos políticos como sus críticas de ópera. Su confrontación con el régimen lo lleva a perder su puesto de docente, es declarado cesante. El argumento que utilizan es que carecía de título de maestro, aunque en ese entonces casi nadie contaba con el mismo.
Su obra, sin embargo, fue y es reconocida tanto a nivel nacional como mundial. Ruben Darío, Evaristo Carriego, Jorge Luis Borges son algunos de los escritores que repararon en él. También lo hizo Lugones, pero la relación entre ambos no fue recíproca. En este momento hay un tomo especial de la colección Archivos, que edita la Unesco, con su obra esperando ser publicado.

Si te postran diez veces te levantas 
otras diez, otras cien, otras quinientas ...
No han de ser tus caídas tan violentas
ni tampoco, por ley, han de ser tantas.

La voz de Almafuerte mantiene una inalterable vigencia. Mientras haya desclasados, pobres o marginados su presencia continuará inalterable. El incorporó al mundo de la literatura, “los nuevos actores sociales, los chicos de la calle, los presos políticos, las mujeres abandonadas. Lo que realiza es algo innovador y sin caer en el populismo. Realiza una gran literatura. El tiene una gran formación literaria, pero muchos lo confunden por los actores que representa. O por el simple hecho de que Palacios reinvindica a la chusma y lo marginal”, remarca Minellono.
Con un subsidio del gobierno provincial, que nunca pudo terminar de pagar, compró una casa en la calle 66. El lugar le sirvió tanto para darle clases y alimentar a chicos carenciados, como para albergar tertulias literarias. Poco antes de morir el Congreso le otorgó una pensión vitalicia que por su muerte, nunca llega a cobrar.

Les habló del hogar miserable 
donde muere de anemia la infamia
mientras se oye en la casa del amo 
la abierta, insolente, triunfal carcajada...

La vieja casona, hoy museo

La casa que Pedro B. Palacios adquirió a través de un subsidio y nunca terminó de pagar, corrió desde la muerte del poeta distinta suerte. En 1961 fue declarada monumento histórico nacional y hoy en ella funciona el Museo Almafuerte, que recopila la obra y objetos de su propietario.

Durante un tiempo estuvo abandonada y es en 1928, a partir de la iniciativa de un grupo de escritores y pintores amigos de Palacios que conformaban la agrupación Bases, que la propiedad se recupera. Comienzan a funcionar en sus instalaciones una escuela nocturna, una biblioteca y un museo. En 1945 el inmueble pasa a manos de la Municipalidad de La Plata.

El museo que recoge toda la vida y la obra de Almafuerte, sito en la calle 66 n° 530, puede visitarse hasta el 15 de marzo en el horario de 10 a 14, a partir de esa fecha el cierre se extiende hasta las 18. La entrada es libre y gratuita.