Están junto a su madre en el ambiente que fue recientemente inaugurado. Sin embargo, todavía no se dejan ver porque sólo tienen un par de días. El nuevo ambiente -mucho más agradable, iluminado y espacioso- parece haberles caído bien a los leones del zoológico de La Plata. Tanto, que decidieron agrandar la familia, para bien de los visitantes, que en poco tiempo más podrán observar a los cachorros.
El nacimiento de tres hermosos ejemplares se produjo el último domingo, pero como todavía son demasiado pequeños no se pueden ver. “Para su presentación en público tendremos que esperar, por lo menos, diez días más”, dijo a Hoy el jefe del Servicio Veterinario, Guillermo Coter. Es primeriza
Además, la madre es primeriza y “no conviene molestarla porque correríamos el riesgo de que se ponga nerviosa”, con todo lo que eso implica en un animal que puede superar los 150 kilogramos de peso y posee garras mortales.
No obstante, los veterinarios pudieron constatar que los cachorros se amamantan bien y que la madre los traslada de un sitio a otro sin inconvenientes. Eso sí: “Hay que observar muy bien el comportamiento de la hembra y sus crías durante las primeras 96 horas porque son las más complicadas”.
Recién llegados
La familia del zoo platense se agrandó de manera considerable en los últimos meses. Sin ir más lejos, a mediados de noviembre último arribaron dos canguros machos, uno rojo y el otro gris.
Ambos provienen de un criadero de los Estados Unidos al que -a modo de canje- el paseo platense remitió flamencos.
Otro de los que arribaron es un tapir que habitaba en el zoo de Florencio Varela. En este caso, el traslado fue posible gracias a un proyecto que apunta a la reproducción de esta especie.
En aquella oportunidad, Marcos Juárez, uno de los responsables del zoo municipal, explicó que se trata de “una hembra adulta”.
Los nacimientos, más la llegada de ejemplares, se convirtieron en nuevos motivos para que las familias visiten este predio ubicado en el Paseo del Bosque. Más todavía ahora que llegaron las jornadas agradables para recorrer espacios debidamente arbolados.
Por el momento, los tres leoncitos están protegidos en el interior de una de las cuevas y su madre no los pierde de vista ni por un minuto.
Quienes más pudieron acercarse fueron los cuidadores que trabajan todos los días con ella (y le dan de comer), pero lo hicieron a una distancia prudencial para evitar riesgos innecesarios. En pocos días se podrán ver a través de los cristales con los que cuenta su casa. (Diario Hoy)
El nacimiento de tres hermosos ejemplares se produjo el último domingo, pero como todavía son demasiado pequeños no se pueden ver. “Para su presentación en público tendremos que esperar, por lo menos, diez días más”, dijo a Hoy el jefe del Servicio Veterinario, Guillermo Coter. Es primeriza
Además, la madre es primeriza y “no conviene molestarla porque correríamos el riesgo de que se ponga nerviosa”, con todo lo que eso implica en un animal que puede superar los 150 kilogramos de peso y posee garras mortales.
No obstante, los veterinarios pudieron constatar que los cachorros se amamantan bien y que la madre los traslada de un sitio a otro sin inconvenientes. Eso sí: “Hay que observar muy bien el comportamiento de la hembra y sus crías durante las primeras 96 horas porque son las más complicadas”.
Recién llegados
La familia del zoo platense se agrandó de manera considerable en los últimos meses. Sin ir más lejos, a mediados de noviembre último arribaron dos canguros machos, uno rojo y el otro gris.
Ambos provienen de un criadero de los Estados Unidos al que -a modo de canje- el paseo platense remitió flamencos.
Otro de los que arribaron es un tapir que habitaba en el zoo de Florencio Varela. En este caso, el traslado fue posible gracias a un proyecto que apunta a la reproducción de esta especie.
En aquella oportunidad, Marcos Juárez, uno de los responsables del zoo municipal, explicó que se trata de “una hembra adulta”.
Los nacimientos, más la llegada de ejemplares, se convirtieron en nuevos motivos para que las familias visiten este predio ubicado en el Paseo del Bosque. Más todavía ahora que llegaron las jornadas agradables para recorrer espacios debidamente arbolados.
Por el momento, los tres leoncitos están protegidos en el interior de una de las cuevas y su madre no los pierde de vista ni por un minuto.
Quienes más pudieron acercarse fueron los cuidadores que trabajan todos los días con ella (y le dan de comer), pero lo hicieron a una distancia prudencial para evitar riesgos innecesarios. En pocos días se podrán ver a través de los cristales con los que cuenta su casa. (Diario Hoy)